Pirineos Franceses, curvas y naturaleza

Ruta creada por Two and the Road
Hay días en los que te levantas y necesitas escapar del mundo, viajar con tu moto y perderte entre la naturaleza. Así nos levantamos nosotros y decidimos poner rumbo a los Pirineos franceses, una escapadita fácil y magnífica.
Esta ruta de 422kms la hicimos en 4 días y 3 noches. Sí, lo sé, somos abuelas. Pero queríamos tomarnos el viaje con calma y disfrutar de todo lo que nos rodea. Empezamos en Canillo (Andorra), un pueblecito precioso con hoteles y campings para pasar la noche. En nuestro caso, queríamos un viaje totalmente low-cost así que nos llevamos nuestra tienda de campaña y compramos varias latas de conserva en el supermercado. La primera noche dormimos en el Camping Bungalow Janramon, barato y con unas infraestructuras muy básicas. Descansamos al máximo para al día siguiente, disfrutar de un soleado día de curvas y moto. Andorra es preciosa y siempre recomendamos hacer una escapadita para disfrutar de sus paisajes y sobre todo ¡de sus tantas tiendas para el motero! Aprovecha que allí es más barato.
El segundo día amaneció sin saber muy bien hacia dónde íbamos. Pusimos rumbo a Francia para seguir el camino de los templarios y los pueblos cátaros más conocidos. Y el país franco nos recibió con una estupenda carretera de curvas, el Pas de la Casa, que separa Andorra de Francia. Un valle donde pararse a realizar algunas fotos y a descansar encima del verde césped. Aprovecha el paso fronterizo, donde podrás comprar tabaco y ¡ponerle gasolina a la moto!
Seguimos la carretera hasta llegar a Foix, un pueblo conocido por el castillo que vigila desde las alturas. No se sabe exactamente cuándo se construyó el castillo de Foix, pero algunos documentos lo datan del año 987. Es una parada obligatoria para todos aquellos a los que les gusten las historias de caballeros y bufones. Recomiendo perderse por el casco antiguo de Foix y vagabundear entre sus callejuelas, tomarse un café y un croissant en alguna de sus plazas y contemplar la iglesia abacial de San Volusiano.
En nuestra pequeña aventura, conocimos a un motero que viajaba en solitario y compartimos el resto del viaje. Esa noche dormimos cerca de un río y acampamos al aire libre. Estuvimos pescando, bañándonos y contemplando las miles de estrellas que invadían el cielo.
Al día siguiente pusimos rumbo a una de los pasos más conocidos de Francia, el col du Tourmalet. Pero para llegar hasta él, recorrimos unas maravillosas carreteras secundarias, descubriendo la cueva prehistórica de Le Mas d’Azil, que data del año 11.900 a.C. ¡Recomiendo totalmente pasar por el interior de la cueva en moto y maravillarse con el paisaje! Al mediodía comimos en un parque junto a unos jóvenes franceses y acabamos tirándonos al río con una cuerda. Seguimos ruta, visitando más pueblitos cátaros e iglesias imponentes. ¡Y llegamos! El Col du Tourmalet es conocido por el Tour de Francia ya que es una de las etapas más duras del tour. Se eleva a 2.115 metros y ofrece una carretera llena de curvas y de aire fresco. Las carreteras bordean la montaña y puedes disfrutar de unas vistas alucinantes. ¡Uno de los destinos fetiche de cualquier motero! No entraña gran dificultad, ya que no son curvas excesivamente cerradas y el asfalto está en buen estado. Esa noche visitamos Lourdes, una ciudad conocida por las apariciones de la Virgen María a Bernadette en el siglo XIX. Actualmente el Santuario de Lourdes es uno de los principales destinos del peregrinaje católico. Se aconseja visitar la ciudad con calma y pasar todo un día descubriendo los misterios que se dieron. En mi caso, ¡estoy deseando visitarla de nuevo!
Esa noche acampamos al aire libre de nuevo y al día siguiente, bien de madrugada, pusimos rumbo al último tramo de nuestra aventura: el Col du Pourtalet. Ha sido el paso que más me ha gustado hasta el momento, sinceramente. Me dolían los ojos de semejante belleza, viendo como la inmensidad del valle se exponía al borde de la carretera. Nubes bajas al amanecer y ríos que atraviesan la montaña, todo esto mezclado con un aire puro a 1794 metros de altura. Resulta el lugar ideal para autocaravanas y por supuesto, ¡para acampar! Otro de mis destinos preferidos que recorreré en breve.
Dimos por concluida la ruta en Formigal, mientras comíamos un pincho de tortilla y un café. Un día espectacular donde nos encontramos con varios moteros que recorrían este paso con sus motos antiguas.
Espero que esta ruta os haga desconectar tanto o más como nosotros. ¡Prepara tu moto y disfruta!